Los hámsteres modificados genéticamente con CRISPR exhiben cambios inesperados en el comportamiento social.
Los investigadores que experimentan con hámsters modificados genéticamente han descubierto que la biología detrás del comportamiento social puede ser más compleja de lo que pensábamos. El equipo usó CRISPR para bloquear una determinada vía de señalización neuroquímica y descubrió que los comportamientos sociales de los animales cambiaban de manera inesperada.
La clave del estudio es una hormona conocida como vasopresina. Entre otras funciones, esta hormona juega un papel clave en los comportamientos sociales, incluidos los vínculos de pareja, la motivación sexual, la cooperación, la comunicación social, el dominio y la agresión. En investigaciones anteriores, los científicos administraron vasopresina a niños con autismo y encontraron mejoras en los comportamientos sociales.
Hámsteres modificados genéticamente con CRISPR
Para el nuevo estudio, los científicos de la Universidad Estatal de Georgia investigaron las vías neuroquímicas en las que actúa la vasopresina. Para ello, utilizaron CRISPR para diseñar genéticamente hámsteres que carecían de Avpr1a, el receptor al que se une la vasopresina. Efectivamente, los hámsteres modificados genéticamente exhibieron cambios en sus comportamientos sociales, pero no los que esperaba el equipo.
“Nos sorprendieron mucho los resultados”, dijo H. Elliot Albers, investigador principal del estudio. “Anticipamos que si eliminábamos la actividad de la vasopresina, reduciríamos tanto la agresión como la comunicación social. Pero sucedió todo lo contrario”.
Curiosamente, los hámsteres a los que se les había derribado genéticamente Avpr1a exhibieron niveles significativamente más altos de comportamiento de comunicación social que el grupo de control sin editar. Ese comportamiento social fue tanto positivo como negativo: los animales manipulados también mostraron una mayor agresión hacia otros del mismo sexo. Curiosamente, eso se aplicaba tanto a los hámsteres machos como a las hembras, eliminando la tendencia de los hámsteres machos a ser generalmente más agresivos que las hembras.
El equipo dice que el hallazgo revela que la biología detrás de los comportamientos sociales es más compleja de lo que los científicos pensaban anteriormente. Se necesitará más trabajo para investigar cómo podría afectar el pensamiento científico sobre el comportamiento social humano y si podría descubrir nuevas vías para posibles tratamientos para los trastornos neuropsiquiátricos.
“Aunque sabemos que la vasopresina aumenta los comportamientos sociales al actuar en varias regiones del cerebro, es posible que los efectos más globales del receptor Avpr1a sean inhibitorios”, dijo Albers. “No entendemos este sistema tan bien como creíamos. Los hallazgos contrarios a la intuición nos dicen que debemos comenzar a pensar en las acciones de estos receptores en circuitos completos del cerebro y no solo en regiones específicas del cerebro”.
Fuente: Universidad Estatal de Georgia
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